Aire de Caín
Alfonso López Corral
I
Nada nuevo para contar.
Allí está el árbol
su fruto prendido arriba
disperso
oculto en sombríos colores
que delinean su tallo.
Su temporal, en el vientre,
delinea anillos rasos.
No se va el árbol;
su fruto a veces.
Sobre las hojas pulso de leche
rocíos tactos que omiten
febriles venas que huyen.
Es una, las manos,
siente el fruto
segundos antes de caer.
II
Los árboles no existen de noche
no obstante
hay quienes
aún entonces buscan su sombra.
III
En la memoria de las hojas
cruje la quietud
bajo los pasos de un fantasma.
Planta el camino el árbol.
Caminan árboles las hojas.
Al pie de su sombra
otoñan fantasmas.
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